viernes, 29 de abril de 2016

El censo de 1857




   El censo de 1857 es considerado como el primero que se efectuó en España con un mínimo de rigor científico. Fue realizado por la recién creada Comisión de Estadística General del Reino, que mediante células de empadronamiento distribuidas por todas las residencias, se inscribieron a todos los habitantes que en un determinado día estaban establecidos en las distintas poblaciones, independientemente de que fueran vecinos habituales o esporádicos, si bien esta circunstancia venía reflejada en el censo.

   Los datos recopilados incluían el nombre completo, el sexo, la edad, el estado civil y la profesión, y quedaban agrupados por unidades familiares o de residencia.

   En Burjassot se realizó el 21 de mayo de 1857, quedando reflejadas todas las personas que pernoctaron en el pueblo durante esa noche.

   La población total resultó ser de 1.981 personas, agrupadas en 396 células. 1.946 habitantes resultaron ser residentes habituales, mientras que 35 eran transúntes. Para calcular exactamente la población, a esta cifra habría que añadir los vecinos del pueblo que por diversas circunstancias no pernoctaron esa noche en la población.



   La estructura de la población en cuanto a edades, refleja un pirámide progresiva, eminentemente joven, con una natalidad alta. El 55% de la población tenía entre 0 y 25 años, siendo la persona de más edad una mujer de 91 años.



   De los datos referentes a las profesiones, se desprende que Burjassot era eminentemente agrícola, ya que el 38,4% figuraba como labrador, a lo que habría que añadir los jornaleros, que en su gran mayoría realizaba su cometido en el campo, por lo que en conjunto podría considerarse que más de la mitad de la población estaba empleada en la agricultura. La introducción de la producción textil en la población había comenzado, y ya el 16,7% consta como tejedor.




   El resto de profesiones resulta muy variado, sobresaliendo por un lado el ámbito de la construcción, y por otra parte los oficios relacionados en mayor o menor medida con el campo. Resulta curioso observar profesiones hoy desaparecidas (lavanderas, sogueros...), y la denominación que se realiza de otras (cortantes, albeytares...)



Así mismo, quedan reflejados en este censo, 16 pobres y un discapacitado.






viernes, 15 de abril de 2016

La fábrica de jabones de Anselmo Boix

   

   Anselmo Boix es conocido en Burjasot por las fábricas textiles que poseía en la población, una situada donde actualmente está la Residencia San José, y la más moderna junto a la gasolinera de entrada frente a Cementos Turia.

   Sin embargo no fue el único sector industrial donde desarrolló sus actividades, ya que en la década de los 40 adquirió bajo la denominación de Industrias Boix, una fábrica de producción de jabones y perfumería -anteriormente propiedad de Vicente Lopez Viñals-, situada en el número dos de la calle Valencia, que en los años 60 fue sustituida por la segunda fábrica textil de Boix.


   Bajo la gerencia de Luis Gutiérrez Alsina y Eduardo Amorós Giménez se fabricaban colonias, champús y jabones industriales, de baño y de tocador, que eran comercializados bajo los nombres de Asby, Boisel, Boguan, El Pescador y El Gorila. Así mismo eran producidos los polvos de talco de la marca Tetele.

Publicidad del año 1945

   Sus instalaciones incluían almacenes, calderas, refrigeradores, maquinaria de cortado, refinadoras, troqueladoras y sección de empaquetado. Disponiendo, así mismo, de un laboratorio donde se preparaban las fórmulas químicas destinadas a la producción.


   Las ironías del destino llevaron a que una primitiva fábrica de abonos -a cargo de los hermanos León Escorihuela-, pasara a convertirse en una industria de perfumería, aunque finalizara como producción  textil.


viernes, 8 de abril de 2016

Balneario de Nuestra Señora de la Cabeza

   
 
   Cuando en 1902 Vicente Soliveres Díaz empieza a edificar una casa en el número ocho de la calle Progreso de Burjassot, su principal objetivo se dirige al alumbramiento de un pozo; con medios mecánicos y barrenos de dinamita perfora varias clases de rocas, y a los 22 metros de profundidad encuentra la deseada agua. Satisfecho por el hallazgo, examina el líquido, lo bebe y lo da a probar a su familia y amigos, que no solo lo encuentran ligero y apetecible, sino que ante su sorpresa a los días de tomarla su esposa comienza a experimentar un alivio de las molestias gástrica que tenía desde tiempo. Otras personas afectas prueban el agua y se repiten los resultados, experimentan mejorías en sus males. Estos hechos se propagan y acude la gente a probar el agua, que incrementa su crédito y se da a conocer en la capital y pueblos de la región.


   Con el fin de otorgarle carácter científico, se le encarga un análisis de la composición a Vicente Peset y Cervera, catedrático de Terapeútica de la facultad de Medicina de Valencia y doctor en Ciencias físico-químicas, que emite su informe el 11 de febrero de 1903. De la misma forma se realizó una memoria científica por el medico municipal de Burjassot, José Blay Giner, emitido el 4 de mayo de 1903.




   La aportación de todos los estudios científicos permitieron catalogar las aguas como minero-medicinales, bicarbonatadas, sódicas, ferruginosas.

  Con toda la documentación existente y tras los trámites oportunos se consigue el 8 de julio de 1905 la declaración de utilidad pública de establecimiento dedicado a la explotación de aguas y en 1906 se nombra médico director interino de los baños a Enrique Pelluch Escrivá.

   Los baños con esta agua, aparte del beneficio debido a su temperatura de 19 grados con la que salía, proporcionaba efectos sedantes y keratolíticos, por lo que se recomendaba para eczemas y enfermedades de la piel ligadas a la artritis. Por sus características quedaba indicada al beberla en enfermedades de la nutrición, reumatismo crónico, gota, cálculos urinarios, diabetes, gastritis y enfermedades del hígado.

   Tras todo el trabajo previo, el 8 de junio de 1905 quedaba inaugurado oficialmente el balneario en la calle Progreso con el nombre de Nuestra Señora de la Cabeza. No hay que olvidar que por estas fechas se estaba celebrando en Burjasot las fiestas conmemorativas del cuarto centenario de la donación de la imagen de la Virgen a la población. Su temporada oficial quedó establecida entre el 5 de junio y el 30 de septiembre. A su vez se realizaba la venta del agua en botellas de un litro en farmacias y droguerías, disponiendo de un depósito en la calle de la Congregación y posteriormente en la calle Bretón de los Herreros, donde podía probarse.



   Vicente Soliveres falleció en 1913, sin embargo el balneario parece que siguió con actividad hasta principios de 1921, meses después se le menciona ya como pozo de agua potable únicamente, bajo la propiedad del platero de Valencia Antonio Chiarri, que debió adquirir la propiedad.





Actualizado el 28-9-2016

viernes, 1 de abril de 2016

Els milacres de Sant Vicent

   
Imagen de San Vicente en la Ermita
Fotografía: Amigos de San Roque


   Els milacres de Sant Vicent son representaciones teatrales realizadas por niños en altares al aire libre situados en algunas calles o plazas, donde se pone en escena un milagro o prodigio del santo. En la ciudad de Valencia se vienen realizando desde 1792, y solo algunas pocas poblaciones valencianas los incluyen como parte de sus festejos.

   En Burjassot nunca hubo tradición de esta festividad, aunque de forma aislada en el año 1914 se celebró por iniciativa de algunas personas de la capital que veraneaban en nuestra población, entre los que destacó Manuel González -aunque se desconoce su segundo apellido, bien pudiera tratarse de Manuel González Martí, que pasaba sus épocas estivales en Burjasot-.

   Los festejos tuvieron lugar el 20 de septiembre de 1914, comenzando al amanecer con música de dulzaina y tabalet. A las 10 de la mañana en la Ermita de San Roque se ofició una misa por Enrique Roca Comes, cura de la casa natalicia de San Vicente Ferrer, con sermón por parte del sacerdote beneficiado de la Catedral, Enrique Ibañez Rizo. Al finalizar la ceremonia se realizó el traslado procesional de la imagen de San Vicente hasta el altar que se había instalado en la plaza de San Roque. A continuación se representó por parte de los alumnos del colegio de Nuestra Señora del Carmen y bajo la dirección del profesor Ramón Rojas, el milagro denominado "La muda" expresamente escrito por Antonio Asensio. Formaron parte de la representación los niños José Fortea Alvarez, Emilio Valls, Bertomeu, Ferrer, Mustieles, Barroso, Gañán, Llorens, Mañez, Crespo, Llorca y Muñoz.
   Por la tarde continuaron los actos con una cabalgata que se iniciaba con dos abanderados a caballo junto al estandarte de la fiesta, seguida por varias grupas y carrozas adornadas con banderoles, flores y follajes, haciendo derroche de serpentinas, confetí y otros objetos. Cerraba el cortejo la música del pueblo y cuatro guardias civiles montados que cedió el gobernador. 
   Al llegar la noche junto con un pequeño concierto musical se volvió a representar el milagro para después llevar al santo de nuevo a la ermita en procesión recorriendo la plaza de San Roque, calles Mendizábal, Primavera y Beato Juan de Ribera.

   Se desconoce el origen de la imagen de San Vicente Ferrer que se veneró en este día, si bien en la actualidad existe una imagen del santo en la ermita de San Roque, donación realizada en el año 1949 por Vicenta Ramirez, que es la que encabeza este pequeño artículo.