El cáñamo textil o industrial -denominado
científicamente Cannabis sativa sativa- es una planta herbácea conocida desde
hace 3.000 años y extendida por todo el mundo. De su pulpa y fibra se ha
obtenido papel, fibra textil -para cuerdas, velas de barco, redes de pesca,
mallas, bolsas, alfombras, calzado y ropa-, y sus semillas -cañamones- son uno
de los alimentos vegetales con mayor valor proteico[1].
Balsa, transporte y forma de secado |
En la primavera
se sembraba en las tierras de regadío, y entre mediados y finales de julio se
cosechaba mediante manojos, para posteriormente dejarlos secar unos trece días
con la finalidad de extraer los cañamones. Una vez libre de la semilla, la
planta se sumergía en balsas de agua, conectadas con
alguna corriente de agua con el fin de limpiar la suciedad resultante de la
fermentación del cáñamo. Esta labor podía tener una duración de 20-40 días en
función de la temperatura ambiente.
Agramado |
Tras el
fermentado, era sometido a un proceso de secado homogéneo durante 10 días y a
continuación se realizaba al agramado, que consistía en romper la cubierta
externa del cáñamo golpeando la planta con el fin de obtener la fibra vegetal.
Luego se procedía a la limpieza del cáñamo mediante la técnica del rastrillado.
Rastrillado |
A lo largo del
siglo XVIII y parte del XIX se produjo una gran expansión de su cultivo
influenciado en gran medida por la demanda de la Marina española, tanto para la
cordelería o jarcia como para los velámenes, en sustitución del esparto
empleado con anterioridad[2]. La
producción de cáñamo en España en 1750 estaba concentrada en Cataluña, Aragón y
Valencia - en menor medida también en Murcia y Andalucía-. Concretamente para
ese año en todo el Reino de Valencia se producían 926,57 toneladas de cáñamo[3].
Curiosamente el cáñamo de Valencia y Castellón alcanzaba un elevado precio muy
por encima de la media nacional, debido a su gran calidad incomparable a la de
otras procedencias, parece ser que debido a la mayor temperatura del agua en
donde se tenían a remojo después de la siega[4].
Sin embargo al
llegar a mediados del XIX comienzan las dificultades en su comercialización,
debidos a la reducción arancelaria que se produjo en 1865 y que favoreció la
entrada de fibra extranjera y la aparición en el mercado español del yute indio
que ofreció una fuerte competencia[5]. Si a
esto unimos el desarrollo de la navegación a vapor, se puede comprender la
disminución de la superficie de cultivo y la práctica desaparición de la
fabricación de lienzos de cáñamo.
En la zona
valenciana, procedía casi de forma exclusiva de tres comarcas, la Plana de
Castellón, la Huerta de Valencia y el Bajo Segura. En la huerta de Valencia
anualmente se realizaba una cosecha de 59.500 arrobas (760
toneladas), y en la tabla que a continuación se muestra, puede observarse su
distribución por términos[6]:
La producción de cáñamo en Burjasot se realizaba en la zona de regadío, y suponía
por tanto en el año 1777 un 8,40% del total de la huerta de Valencia, que de acuerdo a los
cálculos establecidos en la época, estas 5.000 arrobas de cáñamo representaban
una extensión cultivada de 1.248 hanegadas de terreno (1.037.088 metros
cuadrados). Aunque como se ha comentado anteriormente, el siglo XIX supuso un
descenso de la producción, y según los datos que aportamos en el artículo de la
Agricultura en 1887, había descendido hasta 900 hanegadas.
En términos
generales, la mitad de la producción se dedicaba la exportación a otras
regiones y el resto era utilizado en la producción local para lienzos, suelas
de alpargatas, cuerdas, cordeles o trenzados, que bien pudieron representar los
inicios de la industrialización en Burjassot.
Después de todo lo
expuesto, el cáñamo hay que considerarlo como un cultivo tradicional de los
siglos XVIII y XIX en Burjasot, que estableció junto con otros productos del
campo el paisaje agrario del
término y proporcionó a la población unos importantes ingresos tanto en su
cultivo, como en su manipulación y manufactura.
Los condicionantes del siglo XIX llevaron al
paulatino abandono de su producción, aunque las balsas del cáñamo tras dejar de
utilizarse, aún permanecieron en la huerta incluso hasta los años 70 del siglo XX. Una de las
últimas conocidas se ubicaba cerca del Molino de la Sal[7].
Referencias utilizadas en
superficie y peso:
1 cahizada=6
hanegadas=produce 24 arrobas de cáñamo
[1] Díaz
Rojo, José Antonio. Las denominaciones del cáñamo: un problema terminológico y
lexicográfico. Revista de lexicografía. Nº 10 2004
[2] Díaz
Ordoñez, Manuel. El empleo del esparto en la cordelería naval española de la
antigüedad hasta el siglo XVIII. Tiempos modernos. Revista electrónica de
Historia Moderna. Vol 5 Nº 14. 2006
[3] Díaz
Ordoñez, Manuel. El triunfo de la administración directa en el abastecimiento
estratégico de jarcia y lona a la Real Armada Española. Obradoiro de Historia
Moderna. Nº 26 2017
[4] Cabero Diéguez, Valentín. El medio rural
español: cultura, paisaje y naturaleza. Universidad de Salamanca. 1994
[5] Jordá
Borrel, Rosa María. La industria en el desarrollo del área metropolitana de
Valencia. Universitat de Valencia. 1986
[6] Memoria del señor don Antonio Palau, sobre la planta anthoxantum, o flor de
flores, leída en Junta de 29 de abril de 1777. Memorias
de la Sociedad Económica de Madrid. Antonio de Sancha editor. Madrid. 1780
[7] Lopez
García, Santiago. Arquitectura i ingenieria civil de caracter rural i agrari en
el territorio de Burjassot i la seua area inmediata. Entitat cultural El Piló.
Burjassot. 1994